La imagen más conocida de este personaje, lo muestra acostado y atado mientras docenas de diminutos hombrecillos le caminan por encima y lo ven con asombro y con miedo. Pero el despertar de Gulliver entre los liliputienses y en esta situación desconocida para él, es apenas el principio de sus increíbles aventuras. Llegado a Liliput, a causa del naufragio de su barco, Gulliver se enfrenta con un mundo similar al que había dejado en Inglaterra..., solamente que este mundo es una perfecta miniatura del que él conoce. En Brobdingnag, su siguiente viaje, le ocurre lo contrario: éste es un país de gigantes en donde un bebé está a punto de comérselo como si fuera un caramelo. En Liliput, Gulliver se convierte en un admirado semidiós, un problema para ser alimentado y una imbatible máquina de guerra. En Brobdingnag, en cambio, es objeto de curiosidad y diversión, y debe emplear todo su ingenio para sobrevivir ante enemigos tan enormes como una rata. En ambos casos, las situaciones provocadas por los disparejos tamaños son explotadas al máximo por el satírico humor de Jonathan Swift. Este libro, publicado por primera vez en 1726, todavía hoy nos hace sentir más grandes, o más pequeños, el lector decide.
