MADAME EDWARDA

MADAME EDWARDA

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$ 76.50
Pesos mexicanos (MXN)
AGOTADO. Informes: Llame o Escribanos
Editorial:
PORRUA
Año de edición:
ISBN:
978-607-736-047-6
Páginas:
96
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En el erotismo subyace una energía que busca trascender los límites de la individualidad a través del goce. Uno de los teóricos más importantes del erotismo, Georges Bataille, investigó concienzudamente el trasfondo filosófico del erotismo, analizando la relación complementaria existente entre Eros y Tánatos; es decir, entre el impulso amoroso y el impulso de muerte: entrega, abandono, sensación de pérdida y disolución de la individualidad, son algunos de los rasgos que permiten asociar ambos impulsos.áMadame Edwarda es un breve relato escrito en 1937, pero publicado hasta 1941 clandestinamente; posteriormente, en 1956, Bataille agregó el prefacio en que habla de sí mismo en tercera persona y que constituye el resumen sintético de casi todas las cuestiones que le preocuparon a lo largo de su vida. Esta obra narra la posesión, fuera del burdel y en plena calle, de Madame Edwarda, una mujer galante, y cómo ella goza con su descarado exhibicionismo, manifestando un deseo sexual exagerado e insaciable. La obra también ha sido considerada como un relato poético que es a la vez un análisis teológico sobre los principios del mal y de las tinieblas, es decir, sobre la muerte. El autor hace una especie de simulacro de la ´acción creadora del mal´, pero Madame Edwarda, más allá de su ´juego lúgubre´, más allá de la materia que la encarcela, se muestra como encarnación del Espíritu, de Dios mismo.áA lo largo de su trayectoria novelística, Bataille´ a menudo presentado como un escritor maldito e inclasificable debido a sus planteamientos desconcertantes, escandalosos, contradictorios y plurales´ desarrolla en sus obras un erotismo que se entremezcla con la sordidez y el horror, y que busca agotar todas las posibilidades hasta llegar a ese punto extremo en que lo repugnante y lo voluptuoso se asimilan y se anulan, permitiendo así al hombre superar su propia repulsión y librarse a representaciones ilusorias. Justo aquí queda enmarcada Madame Edwarda, dejando claro que un erotismo bien planteado se contrapone a la pornografía y a la obscenidad.

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