Después de muchos experimentos, este mago monocromático encuentra una fórmula para satisfacer su ilimitada avaricia y maldad gratuita, que no tarda en aplicar al Mago Amarillo, porque no le caía nada bien, aunque sin saber por qué.áA partir de ahí empieza a llenar su bolsa a la orden de ¡Oletemoc! (¡Cómetelo!, al revés). Con este objeto mágico, acude al mercado y a la sastrería, arramplando con todo. Hasta hace suyo el palacio más fastuoso de la región e incluso el Banco, con su dinero, empleados y clientes.