El desarrollo de las culturas mesoamericanas no podría concebirse sin la presencia del tlayol (maíz), que se convierte en el netziliztli (corazón , la razón de ser de las cosas). El maíz no sólo es el alimento del cuerpo mortal, sino también el alimento del espíritu inmortal. Sólo así se explica la ´terquedad´ de sembrar maíz: el criollo, el de los pobres, aun cuando los paradigamas de la modernidad indica que es más fácil comprarlo que producirlo. La historia de la ciencia agrícola en México ha tenido como eje vertebrador, como netziliztli, al maíz, aunque las políticas han privilegiado un enfoque productivista depredador en detrimento de una agricultura tradicional sustentable. El enfoque productivista tiene en su mejor exponente en el modelo de la revolución verde, que ha manifestado severos impactos en el medio ambiente. Es impostergable desarrollar una garicultura que no deprede a la naturaleza, una agricultura sustentable, ya que la sustentabilidad ha sido una forma de vida en las comunidades indígenas de Mesoamérica que se ha expresado desde hace muchas generaciones en el sistema de producción conocido como milpa.