Imagine usted a un niño expulsado de la escuela por mostrar comportamientos inapropiados como platicar, jugar o pelear durante la clase; piense en un joven que se enferma del estómago, se marea o le dan dolores de cabeza cada vez que se acerca el periodo de exámenes, o hagan memoria de cómo cambió el carácter de aquel niño cuando murió ese familiar con el que se sentía protegido.
El estrés, descrito a veces como un estado de angustia, opresión, pena o adversidad, o como un alto grado de tensión emocional, puede también entenderse como una sensación de incapacidad ante los problemas o desafíos del ambiente en donde el niño se desenvuelve.
Una tarea de los investigadores del estrés es la identificación de los acontecimientos que comúnmente contribuyen al desajuste personal y sus consecuencias indeseables. Este maual es parte de un programa preventivo que se ha desarrollado en diversas instituciones educativas desde 1995 en la ciudad de México, cuyo objetivo se orientó hacia la evaluación de los estresores más comunes en nuestros niños, a qué niveles de estrés se ven sometidos y las formas como éstos reaccionan y los enfrentan de manera cotidiana. De este trabajo surge "una fórmula" que integra diversas estrategias para ayudar al niño a entender el estrés, exponerlo y utilizarlo para su mayor bienestar físico y mental.
La escuela y los padres le apuestan a la razón más que a la emoción, bajo esa premisa en este trabajo se manifiesta la importancia de educar la expresión emocional de aquellas situaciones que resultan inmanejables o difíciles de superar, propiciando con ello el ejercicio de la inteligencia emocional.
Ante esta situación, es de vital importancia desarrollar programas de carácter preventivo que promuevan de manera no formal la educación para la salud emocional y física de ese "adulto en proceso". Las estrategias aquí propuestas pueden ser de gran utilidad para estos fines.
