Manifiestos para la Innovación Educativa se empezó queriendo enfatizar en la importancia de conocer en profundidad lo que dicen los alumnos, a partir de su propia experiencia educativa. Según se iba construyendo fue confluyendo en un manifiesto, en una propuesta para un proyecto de innovación educativa, a partir de ese germen, de la semilla de las experiencias vividas de ellos mismos, es decir, en una alternativa global a las necesidades sentidas y planteadas. El campo de experimentación ha sido la misma práctica educativa, y las propuestas, al final 42 manifiestos para innovar, han ido surgiendo desde las aportaciones y los matices de los mismos estudiantes. El apasionamiento y experiencia en este campo del autor ha hecho el resto.