Es indudable que los primeros hombres viéndose precisados a resguardarse de los rigores del frio, echaron mano de aquellos objetos que les prestaba la naturaleza, como hojas de árboles, cortezas flexibles, yerbas secas, o juncos groseramente entretejidos, y pieles de animales según las desprendían de los cuerpos; mas sin embargo les fue necesario combinar entre si estas diversas materias, y unirlas de modo que mas o menos bien, cubriesen todas las partes del cuerpo, dándoles aquella forma que mas cómoda les pareciera. Así a fin de reunir las diversas partes de tales vestidos, ya se valieron de varios productos vegetales ya de filamentos nerviosos, y de partes de los intestinos de ciertos animales, cortándolos en tiras muy delgadas, y secas de aire, usando para instruirlas donde querían de huesos puntiagudos, espinas de pescados, ó puas de algunos arbustos, supliendo de este modo la falta de nuestras agujas y alfileres.áá