En 2006, uno de los más distinguidos y acreditados especialistas de Proust, el profesor Edward Bizub de Ginebra, dio a luz una obra por todos conceptos sorprendente: No a partir, esta vez, del campo de la medicina o del de las neuroconciencias, sino desde el de la crítica literaria. Nadie hasta ahora había ido tan lejos en la investigación minuciosa de la fuente de los conocimientos psicológicos y psiquiátricos de Proust ni en el establecimiento del peso que tal saber debería tener en la construcción de su creación literaria.áTras una lectura tan erudita como detallada de la bibliografía científica de la época, Bizub demuestra de qué manera las experiencias mayores de la novela proustiana son el eco de los trabajos de la psicología experimental llevados a cabo por esa generacióná innovadora dentro de la cual sitúa al propio padre de Marcel.áEsta obra aparece, además, en un momento en el que la figura de Sigmund Freud se encuentra en proceso de revaloración y en el que los historiadores de sus coetáneos y, en especial las de Charcot, el Maestro de la mayor parte de ellos. Un buen ejemplo de esto es el desconcertante descubrimiento de Catherine Bouchara y colaboradores en 2010, entre los documentos inéditos del archivo de Charcot en la biblioteca de la Salpêtrière, de un primer esquema del inconsciente, de 1892, sorprendentemente semejante al que Freud propuso en 1900.