Marco Antonio Muñoz Turnbull, xalapeño nacido en 1914, fue ante todo un jurista, pero su cercanía con el equipo político encabezado por Miguel Alemán Valdés lo atrajo al círculo del poder, tanto en el estado de Veracruz como en la capital del país. Estudiante y deportista sobresaliente, ejerció la docencia antes que la abogacía para contribuir al sustento familiar, y como profesional del Derecho fue consultor particular y asesor de instituciones públicas, agente del Ministerio Público, juez, magistrado y presidente del Tribunal Superior de Justicia en su entidad natal. Fue gobernador de Veracruz entre 1950 y 1956 -el ciudadano que más joven llegó a ese cargo-. Durante su sexenio se fundó el Instituto de Pensiones para los trabajadores al servicios del gobierno estatal, se crearon nuevas escuelas y facultades de la Universidad Veracruzana, se promovieron la cultura y el arte, se abrieron importantes vías de comunicación y se fomentó la producción agropecuaria. Después de terminar su gestión como gobernador instaló e la Ciudad de México un despacho jurídico particular. Varios años después fue gerente del ingenio azucarero de Zacatepec, Morelos, posteriormente fue director de la Unión Nacional de Productos de Azúcar, S.A. (UNPASA) y, cuando ya estaba en una especie de retiro, fue llamado para contender por una diputación federal. Fue integrante de la LI Legislatura del Congreso de la Unión, donde le tocó alternar con destacados políticos de su partido (el PRI) y con representantes de la oposición que, merced a una forma política, habían accedido por primera vez a cargos de elección popular. Este libro reseña la vida y la obra de Marco Antonio Muñoz Turnbull, quien se preciaba de haber ejercido el poder con mesura y probidad, de tener buena relación con los ciudadanos a los que gobernó y quien, por esa razón, se definía como un ´´Político de pueblo´´.
