La causa y la solución de todos los males sociales y de todo lo que aqueja a nuestra comunidad, están muy a la mano, en nuestro propio hogar, donde hay desacuerdos graves, ¡como en todos los hogares del mundo! Se ha dicho hasta el cansancio que la familia es la célula fundamental de la sociedad, y no podemos esperar una comunidad sana si nuestros hogares están llenos de odios, rencores, injusticias y desórdenes. No podemos aspirar a un cuerpo sano cuando sus células están cancerosas y carcomidas por el egoísmo. Si queremos transformar el mundo pensemos primero en cambiar nuestro hogar. Pero no podremos darnos a esta tarea sin atender antes nuestra conducta personal.