Cada vez se obliga más a las marcas, las campañas publicitarias, los discursos políticos, la programación de medios, las formas de trabajo dentro de las empresas y los estilos de liderazgo a que se ajusten a un mexicano mucho menos ingenuo, más libre y más proactivo. El desarrollo cultural, tecnológico y económico del México actual converge en un nuevo mexicano que utiliza formas distintas de solucionar sus problemas, reacciona con menos culpas y complejos, y decidió cambiar la tan trillada narrativa de víctima eterna, estancada en la búsqueda de salvadores, por una narrativa de dinámica, efervescencia e ingenio a punto de estallar