El alma de un niño es la flor más bonita de todo el jardín.Partiendo de un burdo terrón de arcilla adquiere viveza y vigor.Con cuidados alcanza belleza y dulzura.Olvidada se echa a perder.Es excepcionalmente delicada y pura, preciosa a más no poder.Sé tierno jardinero y dale su parte de luz, de calor y de agua.Que esmeradas atenciones nunca le falten.Protégela bien de las plagas.Llegará uná día a si plena floración, como si un ángel, con cariño. Infundiera hermosura y perfección al alma sensible de un niño.á