La cultura, a diferencia de lo que comúnmente se considera, no sólo es ese bien que pertenece a las buenas costumbres, a los usos refinados ni mucho menos a una prolongada escolarización. Antes bien la cultura es posible, gracias a la descomposición que ésta suscita en el conjunto de relaciones sociales así como en la experiencia individual.áLos textos que componen este libro son producto de una reflexión colectiva que se ubica en los linderos del pensamiento, para desarticular los lugares comunes que evaden la mirada sobre aquellos fenómenos que corrompen los cuerpos y las regularidades sociales de la experiencia, tales como: lo abyecto, lo intolerable, la muerte, la violencia, la guerra, la alienación y el crimen.áFrente a los ingenuos e hipócritas anhelos de encontrar en los ´derechos humanos´ de diversa índole, en los llamados ´pacifistas´; en la ideología ´multiculturalista´ o en cualquier relativismo particularista con pretensiones universales, volver la mirada al interior de los intestinos, de las excreciones y de lo hediondo es el propósito de este libro. Por ello una de las preguntas que nos hacemos en Miasmas de la Cultura es ¿qué es esa mancha o impureza, ese efluvio maligno que desprende el cuerpo social, materias corruptas, emanación masiva procedente de la cultura?áEn una época donde la corrupción, el cinismo, el crimen y la indiferencia, junto con los discursos bienhechores, salvadores, esperanzadores, democratizadores y globalizadores del Estado, de los partidos políticos y de sus gobiernos, son el signo que intenta obturar la salida de los miasmas propios que hacen a toda cultura.
