El que toca esta obra toca a un hombre, afirmaba Whitman, que levantó su voz para cantar a las fuerzas vitales, a la naturaleza, a la entraña del hombre, al sentido de la individualidad frente a la sociedad. Obra heredera del sentido independentista que permeaba la vida estadunidense después de la guerra de Secesión. Es la primera obra con un concepto renovador, tanto en lo literario como en la representación de la vida moderna.
