´Llegamos al parque una fría mañana de abril de 2005. [...] A lo largo de nuestra rápida excursión por la laberíntica mansión de doce habitaciones, nos dimos cuenta de que la sala de estar estaba medio llena de jaulas de loros, de que la decoración databa de hacía al menos tres décadas y de que el sistema eléctrico y las tuberías tenían pinta de necesitar tragarse unas cuantas decenas de miles de libras para funcionar correctamente´. He aquí la excepcional historia real de una familia que, un buen día, decidió comprar un zoo. Sin tener mucha idea de cómo reflotar un negocio en ruinas y sin saber muy bien cómo hacerse cargo de los doscientos animales que allí vivían, Benjamin y su familia se embarcaron en esta arriesgada, sorprendente, tierna y divertida aventura. Así aprendieron a convivir con Ronnie, el tapir, la cariñosa boa Kevin o el peligroso Sovereign, un jaguar con malas pulgas. Y como todas las historias de verdad, ésta tiene su reverso oscuro: la fulminante enfermedad de Katherine, la mujer de Benjamin, que cae como una bomba en la vida de la familia. Porque existen selvas que querríamos no atravesar y sin embargo no tenemos más opción que hacerles frente.