Adolf Eichmann fue el principal responsable del transporte de los judios que vivian en el ambito de dominio aleman a los campos de exterminio masivo. En esta carta abierta a su hijo Klaus, Gunther Anders se enfrenta con la pasion que le es propia a este retazo ignominioso de nuestra historia y llega a la conclusion de que no es cosa del pasado, pues todos nosotros somos hijos del mundo de Eichmann: el de las maquinas de exterminio, cuyos monstruosos efectos sobrepasan nuestra capacidad de representacion. Esto comporta el peligro de que, sin resistencia y sin conciencia, funcionemos cual engranajes de esas mismas maquinas, de que nuestra fuerza moral desfallezca frente a su poder y de que cada uno de nosotros se convierta en otro Eichmann. Para la reedicion de la carta en cuestion, motivada por determinados acontecimientos de la actualidad, Gunther Anders completo el texto original con una segunda carta a Klaus Eichmann en la que afirmaba: Es cierto lo cual fue bastante horrible que durante anos Stalin permitio que se produjeran innumerables victimas. Sin embargo y no tenemos derecho a ocultar esta diferencia, a Stalin jamas se le ocurrio la idea de una liquidacion industrial de masas humanas, o mas exactamente, la idea de una produccion sistematica de cadaveres, tal como Hitler y su padre hicieron realidad. Ni uno solo de los historiadores alemanes que, adoptando un punto de vista parcial, han participado en la "Disputa de los historiadores," ha osado imputar a Stalin algo similar... .