Mi ficción es excesivamente extravagante, melodramática y carente de sutileza. Mi estilo está lleno de recursos retóricos evidentes, lugares comunes y repeticiones. Se aleja bastante de la sencillez estricta, que es mi meta.áMe siento mudo cuando intento utilizar un vocabulario distinto del mío propio.Soy una persona esencialmente estática, contemplativa y objetiva, casi un ermitaño en mi vida diaria, prefiriendo siempre observar a participar. Mi natural -y auténtica- forma de imaginar es la contemplación pasiva: una especie de ojo flotante y desencarnado que ve toda suerte de fenómenos maravillosos sin sentirse demasiado afectado por ellos.´