Hace casi veinte años, el profesor Rodrigo Cifuentes B. me solicitó que prologara la cuarta edición de su magna obra Obstetricia de alto riesgo, demanda que acepté con agrado por tratarse de un alumno a quien estimaba y admiraba, y, además, por tratarse de una excelente publicación. Ahora nuevamente acude a mí, pero esta vez con intención de que le prologue la séptima edición de la misma obra que, en verdad, no es la misma, pues esta es más rica que las anteriores.No obstante haber pasado dos décadas, continúo estimando y admirando al doctor Cifuentes por su importante papel como educador médico y como devoto estudioso de la ginecobstetricia, su especialidad. Las anteriores son razones suficientes para que de nuevo yo figure, a mucho honor, en las páginas de Obstetricia de alto riesgo en calidad de prologuista.Repasando las palabras que escribí en 1994 para la cuarta edición, observo que lo consignado allí mantiene permanentemente vigencia y que, por lo tanto, bien sirve para prologar la edición del 2013. Mutatis mutandis, echo mano de ellas con la certeza de que se acomodan perfectamente al propósito buscado. Hélas aquí:Se trata de una séptima edición en un lapso de 25 años, circunstancia esta de especial significado, pues pone de presente que existen nuevos lectores interesados en el tema, pero, sobre todo, que la obra posee calidad, que es la que ha hecho posible su buen recibo. Quienes hemos trajinado en el ámbito editorial científico sabemos bien que la acogida favorable de una publicación no es asunto fácil: se necesita que la forma y el fondo sean del agrado del lector y que, para alcanzar perdurabilidad, el tema posea permanente actualidad. Y el Iibro del doctor Cifuentes ha llenado con creces esos requisitos.