En mi opinión, la no cooperación con el mal es un deber tan evidente como la cooperación con el bien.
Quienes tienen corazón y manos firmes no tienen por qué tener la pérdida de sus propiedades.
No puedo hacer daño intencionalmente a nada que viva y mucho menos a los seres humanos, aunque no puedan hacer el mayor mal a mí y a los míos.