Pinocho es una marioneta de madera, pero se parece muy poco a esos muñecos que uno ve en los escaparates de las jugueterías y en las habitaciones de los niños. Y es que Pinocho habla y piensa por su cuenta, se mueve a su aire y toma sus propias decisiones. Todo le iría de maravilla si no tuviera el carácter que tiene. Pero, como es travieso, perezoso, cabezota y curiosón, no hay día en que no se meta en un lio de los gordos. Una mañana, cuando va camino de la escuela, Pinocho oye a lo lejos un alegre son de flautas y tambores, y decide saltarse las clases para averiguar de donde viene esa música tan agradable. Desde ese momento, su vida se llena de sobresaltos y peligros: un ogro intenta echarlo al fuego, una zorra y un gato lo enredan prometiéndole lo imposible, un domador lo esclaviza en un circo a través de esas dolorosas experiencias, pinocho acaba por comprender que, en esta vida, no todo el mundo es de fiar y que las cosas que mas nos atraen no siempre son las que mas nos convienen. Por eso mismo, decide cambiar de rumbo y abandonar sus caprichos, y de ese modo empieza acercarse a lo que siempre quiso ser: un niño de carne y hueso que domina su propio carácter y se mantiene fiel a los suyos.
