La variedad, la simplicidad y la cuidada elaboración de la cocina española, junto a un gusto exquisito por el detalle y el equilibrio entre tradición y modernidad, han hecho de ella una de las más apreciadas del mundo. A pesar de las particularidades regionales, existen en la gastronomía española numerosos puntos en común. Las tapas, por ejemplo, se consumen en todo el país, y en la mayoría de los bares y restaurantes se puede degustar una gran variedad, pinchos de embutido y encurtidos, escabeches, croquetas, frituras de pescado, cazuelitas de marisco o menudillos y tortillas variadas constituyen deliciosos aperitivos, algunos de ellos fríos y otros, calientes. Una combinación de distintas tapas puede también conformar una comida completa. El plato principal de la mesa española se compone por lo general de saludables productos de las ricas huertas del país, así como de carne, aves o pescado. Como en toda la ribera mediterránea, se consumen, además, legumbres y cereales, en particular arroz y pasta elaborada con trigo, que se pueden incorporar en los guisos o bien servir como guarnición. Los menús festivos suelen incluir un sustancioso plato de carne o pescado, a menudo asados o guisados de una forma sencilla, con hortalizas para acompañar. Durante estas comidas se acostumbra a beber un buen vino de alguna de las numerosas denominaciones de origen del país, aunque en ciertas regiones también se toman otras bebidas, como por ejemplo, sidra en Asturias y cava en Cataluña. La mayoría de las comidas finalizan con un postre, que puede ser desde una pieza de fruta de temporada o un yogur hasta una crema catalana o una porción de tarta de Santiago, cuyas recetas encontrará en este libro. Si nunca se había atrevido a preparar una zarzuela o una caldereta de cordero, o si piensa con nostalgia en las albóndigas que comía en casa de su abuela, con este libro descubrirá que dominar la cocina tradicional española no encierra ninguna dificultad.