En 1927 el mexicano J.M. Gonzalez de Mendoza y el guatemalteco Miguel Angel Asturias se dieron a la tarea de verter al español del Libro de los Consejos, conservado por uno de los primeros americanos en aprender el español, Diego Reinoso, y recuperado por Francisco Ximenez. Austrias y Gonzalez de Mendoza lo trajeron del frances a un español muy cercano al idioma original en cuanto a intensidad, poesía y fuerza. Este escrito, que representa las Sagradas Escrituras mayas, tiene muchas coincidencias con la Biblia y con otros libros orignairios: es la historia de la migraciones, rito y símbolos mayas, y en un lenguaje incomparable en términos poíticos. Quien busquen en sus páginas el origen de nuestras actuales poesía y narrativa, lo encontrará, sin duda.