Defiendo que todo niño y niña es un talento potencial, puesto que en algún campo sus intereses, sus aptitudes y su capacidad de trabajo son mayores, cuando menos respecto a él mismo. Capitalizar el talento y la creatividad de nuestros niños y jóvenes tiene un talón de Aquiles: debe hacerse temprano. Urge explorar e identificar a tiempo temprano- la potencialidad de cada aprendiz, situar el dominio general que le interesa, situar sus mejores aptitudes cognitivas y expresivas... antes de que sea tarde. Punto decisivo en la formación del talento humano es su exploración e identificación a tiempo, lo antes posible. Todo candidato a talento deben sortear una inmensa dificultad, la de asimilar el conocimiento del campo elegido, sus valores, teorías y técnicas. Dominar y amar con pasión el campo al cual consagrará los mejores años, su infancia y juventud. Primero el amor a la música, a las matemáticas, a otros seres humanos, a la tecnología, luego las aptitudes. La creatividad le aporta al talento el empleo original y productivo del conocimiento, más allá del conocimiento por sí mismo. Lo hace fructífero.