Había una vez dos campesinos que, empujados por el hambre, decidieron ir a buscar al Presidente > para reclamarle el incumplimiento de sus promesas como candidato. Iban seguidos por sus burros, fieles y escuálidos: Roncho > y Chencho > En su camino a la Capital, comían lo que encontraban, desde zorrillos hasta tejones, y zopilotes tumbados a pedradas. Pero un día, los burros olieron pastura y se lanzaron al galope, guiando a sus amos a una cueva mágica llena de pasadizos ¡y frijoles con tortillas y chiles! Este sencillo relato se aplica a la historia de un país empobrecido, que contando con todos los recursos naturales, muere de hambre y desesperación. Aquí mismo, las grandes empresas (no transnacionales) se estremecen ante el cañonazo de impuestos nuevos y sin precedentes. Tratan de protegerse echando a miles de personas a la calle, cuya única opción es mendingar o delinquir. La mediana empresa se tambalea como badajo de campana. Despide personal, declara suspensión de pagos, vende camionetas de reparto y contrata gente con el salario mínimo (el sueldo del hambre). La microempresa, a la que alguien le llamo ",chngarro", puede ser fuente de trabajo para dos familias o para cien. Cuando se viene abajo, sea una miscelánea, plásticos o libros, dos o cien familias > (cuando menos con tres personas cada una) quedan en el desamparo: sin comida ni atención médica >. Menos mal que ésta se vendrá a tierra sin gritos ni sombrerazos: MUJER EN SILENCIO, COMO NUESTROS CAMPESINOS >. Este libro es un homenaje al paisano, quien desde hace siglos ha comprobado que el cambio sólo significa CAMBIO DE ROSTRO >