Los Relatos del peregrino ruso cuentan la peregrinación a pie del Peregrino por zonas de Rusia y Siberia. En el Peregrino, simultáneamente, con estos peregrinajes se da un proceso de aprendizaje de la oración interior por la invocación del nombre santo de Jesús. En este aprendizaje encuentra la ayuda decisiva de un monje experimentado que le enseña la oración interior, fundándose en la Filocalia, una especie de antología de las enseñanzas sobre la oración de 25 maestros de oración de la Iglesia Oriental. Este sería el hilo conductor de los dos primeros relatos.áEl Peregrino cuenta su vida en el Tercer relato: ha sido huérfano; junto con su único hermano mayor, ha vivido con sus abuelos; tiene un brazo seco por una caída, ocasionada por su hermano. Cuando el Peregrino tenía diecisiete años, murió su abuela. Su abuelo lo casó con una chica excelente de 20 años. Cuando el abuelo murió lo hizo su único heredero. Esto no le gustó a su hermano que, una noche, vino, se robó todo el dinero y prendió fuego a la casa y hospedería del Peregrino. Este logró construir una cabaña y su mujer trabajaba para sostenerlo. Pero a los tres años de matrimonio murió. El Peregrino cayó en una depresión casi total. Bastaba con que viera un vestido usado por su mujer para que se pusiera a llorar hasta perder el sentido. Por eso, decidió hacerse peregrino. Vendió su cabaña en veinte rublos. Por ser inválido y no poder usar el brazo izquierdo, le dieron un pasaporte, válido de por vida, con el que podía viajar por toda Rusia. Pedía la limosna, pan y sal, en los pueblos y bebía agua de los arroyos. Así fue peregrinando por Rusia, haciendo la oración a Jesús, que se convirtió en la compañera de su peregrinaje.
