Estos versos cuentan la historia de Renata y su cerezo. Era un árbol hermoso. Engalanaba la casa y obsequiaba una agradable sombra. Un día, el jardinero terminó con él al tratar de fumigarlo. La pequeña estaba desconsolada. Aunque el árbol había perdido el verdor de sus ramas conservaba algo de encanto todavía, y entre Renata, Lucía y él lo devolvieron a la vida.