El matrimonio es sagrado porque viene de Dios. él creó al hombre y a la mujer como seres complementarios en orden a que formaran una unidad misteriosa y fecunda: ´serán los dos una sola carne..., crezcan y multiplíquense´ (Gén 2, 24, 1, 28). Jesucristo elevó el matrimonio, instituido por Dios desde la creación del ser humano, a la dignidad de sacramento. El Concilio Vaticano II se expresa bellamente de él e inspira no sólo el modo como debe celebrarse, sino también su vivencia permanente dentro de la comunidad cristiana. En efecto, en la Constitución pastoral sobre la Iglesia en el inundo actual dice:
Así como Dios antiguamente se adelantó a unirse a su pueblo por una alianza de amor y de fidelidad, así ahora el Salvador de los hombres y Esposo de la Iglesia sale al encuentro de los esposos cristianos por medio del sacramento del matrimonio. Además, permanece con ellos para que los esposos, con su mutua entrega, se amen con perpetua fidelidad, como El mismo amó a la Iglesia y se entregó por ella... La familia cristiana, cuyo origen está en el matrimonio, el cual es imagen y participación de la alianza de amor entre Cristo y la Iglesia, manifestará a todos la presencia viva del Salvador en el mundo y la auténtica naturaleza de la Iglesia, ya por el amor, la generosa fecundidad, la unidad y fidelidad de los esposos, ya por la cooperación amorosa de todos sus miembros (GS 48). El presente Ritual del matrimonio ha sido preparado con esmero por la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de México conforme a la segunda edición típica del Ritual latino, teniendo en cuenta lo propio de nuestras costumbres con el fin de facilitar su uso.