Acostumbrada a vivir en entornos sintéticos, la población muestra, cada vez con más frecuencia, diferentes hipersensibilidades a los impactos tóxicos. Las personas que desarrollan estas sensibilidades son la punta del iceberg: lo que el futuro nos depara. Vacunaciones masivas, peligrosas e innecesarias; tecnologías espía o reingeniería para modificar el clima son algunas de las herramientas utilizadas para extender el miedo y aumentar el control social.