Resulta poco útil el estudio de conceptos relacionados con la seguridad y la violencia o con el marco jurídico que regula la delincuencia sin antes evaluar la situación actual de inseguridad y conflicto que se vive en el país, alimentada por las respuestas estatales violentas que desvirtúan la noción de gobernabilidad. Los autores comparten el argumento de que las medidas reactivas, e incluso las preventivas, del Estado se enfocan exclusivamente al infractor de la ley. Por tanto, se propone abordar la problemática descrita desde una perspectiva humanocéntrica y no estatocéntrica.áA través de las aportaciones de profesores nacionales y extranjeros se busca hacer patente que la inseguridad no proviene exclusivamente de la existencia del delincuente. Al haber sido diseñadas sólo como medidas emergentes y reactivas, las políticas públicas en materia de seguridad han aumentado el riesgo de vulneración y violencia. El error más grave estriba en no contar con la participación de organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil. En cuanto a la justicia penal, es claro que los operadores jurídicos padecen vicios cognitivos, a pesar de las reformas constitucionales para albergar nuevos modelos procesales, pues consideran su única tarea el inculpar al probable responsable.áCon esta obra se pretende coadyuvar en el diseño de nuevas políticas públicas en materia de seguridad y demostrar la importancia de diagnosticar los umbrales de peligro y de evaluar a todos los actores participantes en él.
