En un caluroso bosque muy, muy lejano, vivían, una vez, un murciélago frugívoro y su bebé recién nacido.
¡Oh, cómo quería Mamá Murciélago a su bebé suave y chiquitín!
-Te llamaré Stelaluna- le dijo con voz melodiosa.
Cada noche, Mamá Murciélago, mientras volaba en busca de comida, quería llevar a Stelaluna pegada a su corazón.