Stephen Hawking (1942) es uno de los iconos de nuestro tiempo. Sus brillantes teorías acerca de la historia y estructura del universo se conjugan en el interés que su figura suscita en la sociedad por la enfermedad que se le diagnosticó a la edad de 21 años: la esclerosis lateral amiotrófica, un mal degenerativo de tipo neuromuscular, que terminó haciendo de él una persona incapaz de valerse por sí misma y con grandísimas dificultades para comunicarse con otros. Aun así, su poderosa mente ha sido capaz de producir imaginativas y poderosas teorías científicas que desvelan comportamientos del universo antes insospechados, como que los agujeros negros no son tan ´negros´ , y pueden ´evaporarse´. Es evidente que la biografía de una personalidad como la suya merece ser conocida, una tarea que ha acometido Kitty Fergurson escribiendo un brillante libro en el que al mismo tiempo que sigue el hilo de su vida -sorprendentemente activa a pesar de sus limitaciones físicas- explica con claridad el contexto general y particular de sus aportaciones a la física del cosmos, al igual que originales propuestas suyas que afín esperan la sentencia de la ciencia, o sus actitudes acerca de cuestiones que tienen que ver con la idea de Dios y por extensión con la propia esencia de la naturaleza humana.