Los testamentos traicionados es un ensayo escrito como una novela: a lo largo de sus nueve partes, unos mismos personajes (Kafka y Max Brod, Stravinski y Ernest Ansermet, Hemingway, Janácek y Rabelais, entre otros) pasan, coinciden y se cruzan armónicamente, como en u composición musical.
Y es así porque en esta obra Kundera aliza el arte de la novela -la verdadera protagonista-, sus orígenes, su sorprendente parentesco con la música, y su historia, en particular durante el siglo XX.
Un siglo, precisamente, caracterizado por los graves procesos contra autores como Céline o Maiakovski, por la incertidumbre en torno a la identidad del "yo" por un individualismo y un pudor que dan paso a la indiscreción, y por la fuerza de una voluntad y de unos testamentos -los de Europa, los del arte, la novela y los artistas que tal vez estemos traicionando.