Creo saber de cómics, aunque no soy un experto, únicamente un amante de las viñetas y sus posibilidades narrativas, tan potentes que exceden la capacidad mental para reconstruir una narrativa, porque el cómic no torna perezosa a la imaginación, por el contrario, le invita, a veces le exige, elucubrar estrategias inteligentes para crear sobre lo dado, sobre los contornos y los movimientos: permite una creatividad distinta, un habitar la página con movimientos expandidos. En Tiempos muertos de Augusto Mora hallé lo central, por decirlo así, del cómic.