TRIPAS LLEVAN CORAZON

Durante mucho tiempo se representó al cuerpo como un objeto cerrado. Luego de largos siglos de empeños incansables de la ciencia médica, el misterio se resolvió en un laberinto de conductos, tubos, conectores, válvulas, cámaras, álabes y ruedas vivientes de los que el cuerpo se vale para absorber la energía del medio externo incorporándola en su admirable y compleja estructura y garantizando así su funcionamiento. Esta revelación, sin embargo, hizo a un lado los innumerables significados simbólicos del cuerpo, despojándolo de cualquier valor moral y reduciéndolo a la condición de una máquina. En el siglo XXI, la medicina se preocupa del cuerpo con esmerado cuidado, pero se desentiende fríamente de la dimensión humana, de tal suerte que no tiene en cuenta al sujeto humano como entidad única. Fue esta situación la que llevó al doctor Francisco González-Crussí a ´excitar la conciencia del público respecto de los interiores del cuerpo. Me refiero con ello a la historia, al simbolismo, a las múltiples ideas y reflexiones, ya sean serias o fantásticas, incluso a las leyendas y tradiciones con que históricamente se ha rodeado a nuestras entrañas. Al mostrar el complejo esfuerzo con que la imaginación creativa ha revestido los interiores del cuerpo a lo largo de las épocas y a través de las diferentes culturas, espero poner de manifiesto el significado de la dimensión simbólica de nuestras vidas que la actual tecnología médica ha venido relegando al olvido.´ El resultado de esta labor es, precisamente, Tripas llevan corazón.