La palabra póstumo ´suena a nombre de gladiador romano, un gladiador invicto. O al menos eso quiere creer el pobre Póstumo para darse valor´, dijo Roberto Bolaño en su última entrevista. La nominación de un concepto que se renueva día tras día, conforme cobra influencia y adhesión la enorme literatura del escritor chileno fallecido a edad temprana en 2003, no hace otra cosa más que mantenerlo vivo, al frente de una obra irremediable e imprescindible. En este libro, la voz del autor de Los detectives salvajes se suma a las voces de colegas suyos que lo nombran central o tangencialmente y es testimonio de un oficio, el periodístico, que, aunque vapuleado en la vacua era del discurso tecnologizado, también murmura su modesta voz para decir: ´Sigo vivo, sigo leyendo, sigo escribiendo y viendo películas´, y como le dijo Arturo Prat a los suicidas de la Esmeralda, ´mientras yo viva, esta bandera no se arriará´.