Hablar de historia y geografía nacional es compromiso mayor. Ambas ciencias representan además de cultura, esfuerzo; la primera significa denuedo por descubrir el pasado nacional y la segunda es el afán de representar gráficamente la porción de tierra donde se asientan los mexicanos. Reunir ambas en un título literario, exige revisar el mapeado morfológico y cuantitativo de nuestro país, relacionando las causales de sus transfiguraciones geométricas a la luz de la verdad, sin el apasionamiento que debieron sentir en su momento nativos, exploradores, conquistadores, colonizadores, peninsulares, criollos, mestizos, virreyes y políticos de las diversas épocas que estudiaremos.áTodos los pueblos han tenido una cartografía histórica, rudimentaria o avanzada dependiendo de su desarrollo y el periodo que se trate. Los mapas más antiguos conocidos son tablillas babilónicas de hace unos 5 mil años. Los indígenas de las Islas Marshall elaboraron proto-mapas prehistóricos con conchas sobre enrejados de palmas representando ´cartas marinas´; hay un petroglifo en Val Camonica, Italia, que ubica posibles campos de cultivo, cabañas, graneros y caminos.