Arturo Cifuentes reaparece un día en la vida del narrador Antonio Orejudo. Cifuentes es un viejo amigo de la facultad, con el que Orejudo compartió casa en Nueva York. Han pasado diecisiete años desde la última vez que se vieron, y Cifuentes tiene mucho que contar sobre su matrimonio, sus peripecias profesionales y su desencanto con las humanidades. Pero el narrador no sospecha que su amigo quiere proponerle algo que les afecta a ambos: desenmascarar a los farsantes, desbaratar una conspiración.