Mineros y loberos, prestamistas y pastores evangélicos ganaderos y prostitutas, exiliados de sus patrias, pueblan las paginas de esta novela como en un camino de experimentación de sus ansias de oro y poder. El quimérico Sur no les permite alcanzar el paraíso buscado, los indios fueguinos ven extinguirse su raza por el alcohol y el tabaco traídos por los extranjeros. La naturaleza se erige en su juez de vida y pasiones. Las islas y las aguas marinas del sur del continente americano desempeñan en esta novela un protagonicosmo activo. Este espacio geográfico determina la existencia de los personajes llegados a este fin del mundo detrás de una ilusión. Sin embargo, en ese paréntesis que se supone toda aventura, la interinidad debe ser vivida con violencia o sobresaltos y ningún personaje logra eludir el desencanto. Es la historia del desgarro personal en la prosa e de una novelista que transforma en épica la experiencia de sus personajes.