Las piezas de Tennessee Williams (1911-1983), sensuales y cargadas con una atmósfera tan especial, transformaron el teatro norteamericano a través de su pasión, exotismo y esos vibrantes caracteres que luchan contra sus demonios personales y el mundo que los rodea. En Un tranvía llamado Deseo (1985), Blanche Dubois, una belleza sureña en decadencia , ve sus románticas ilusiones brutalmente sacudidas: Súbitamente el último verano (1958) es una violenta mezcla de poesía y horror, mientras que Lo que no se dice (1958) constituye una viñeta casi chejoviana sobre ilusiones frustradas.