Norris Church fue a Nueva York por primera vez para ver a Norman Mailer, con quien vivía una tórrida relación amorosa. Una amiga del escritor le dijo: Bueno, no dejes que ése te deje embarazada´, otra, mucho más seria, le dio su número de teléfono y le prometió que iría a recogerla a cualquier hora si tenía que huir de él. Por entonces Norris era una joven profesora, divorciada y madre de un niño, que vivía en un tranquilo pueblo de Arkansas, hacía apenas dos meses que conocía a Mailer e ignoraba las facetas más polémicas de su personalidad. Quien se convertiría en su sexta y última esposa presenta a un Norman Mailer muy distinto al ´enfant terrible´ desquiciado y agresivo que evocó su segunda mujer, Adele, en La última fiesta (Circe, 2000), aunque la historia de su convivencia tampoco fue un camino de rosas. ´