Autobiografía, memorias o crónica si se prefiere, estas páginas hablan de una infancia transcurrida en los años cuarenta en la entonces villa de Perote, en Veracruz. Narrada desde la perspectiva del niño que el autor era, tiene el encanto de ir describiendo esa parte de la provincia mexicana con la mirada cada día un tanto menos ingenua de ese pequeño que Federico Patán fue, a la vez que nos recuerda modos de hablar, costumbres, conductas y creencias que por entonces había. No es un seguimiento lineal el que Patán hace, pues ciertos sucesos lo ponen en memoria de otros transcurridos más adelante, pero que hallan un eco revelador en aquellos primeros. En cuanto al exilio, presente está. Pero lo está en dos niveles. Como el autor vino a México a punto de cumplir dos años, las memorias de lo sucedido en España cuando la Guerra Civil (1936-1939) pertenecen a lo escuchado en casa, mientras que aquello sucedido ya en México es el recuerdo directo guardado por el autor.Narrador, poeta y ensayista, ganador del premio Xavier Villaurrutia con su novela inicial (Último exilio, 1986), Federico Patán nos propone ahora unas entretenidas memorias de cuando estaba descubriendo el mundo y el modo en que lo fue haciendo.