Los delitos sexuales, por sus particulares características, desde siempre han conmovido a la sociedad. Al mismo tiempo, la investigación científica de los mismos, en la que la Medicina Legal ocupa un papel primordial, por no decir, decisivo, demuestra que la peritación en estos casos, constituye tal vez, una de las más difíciles y laboriosas que debe enfrentar quien la realiza.áNo obstante ello, asistimos diariamente a intricadas controversias a la hora de valorar una experticia de este tipo así como interpretar los hallazgos que consigna, y todo ello se agrava en el momento en que el perito debe explicar a jueces, fiscales y abogados litigantes, en el transcurso del juicio oral, qué es lo que ha visto y en función de qué ha llegado a las conclusiones de su tarea pericial.áEllo, habida cuenta de que en todos los países, estas experticias no las hacen siempre médicos legistas con la necesaria formación, capacitación y experiencia en esta delicada cuestión. Todo lo contrario, permanentemente nos encontramos con exámenes incompletos, desordenados, intrínsecamente contradictorios, que tienen tremendos errores conceptuales, que confunden diferentes hallazgos, siendo lo más común, interpretar se trata de una escotadura congénita, cuando el realidad es un desgarro incompleto de antigua data, así como lo inverso.