Desde su llegada a México en 1940, escapando de la opresión de la España franquista, Vicente Rojo (Barcelona, 1932) se convirtió en un triple agente de la cultura mexicana. L a sinergia de su contribución como diseñador gráfico, pintor y editor tuvo peso en la vida cultural del país sólo comparable a la de los intelectuales públicos como Fernando Benítez, Octavio Paz, Jaime García Terrés, Carlos Monsivaís, Fernando Gamboa o José Emilio Pacheco, con quienes el artista sostuvo una importante colaboración a lo largo del tiempo. Ayudado por su rigor personal y su fabulosa productividad. Rojo contribuyó como casi nadie más a dar forma y fondo a la producción cultural de la segunda mitad del siglo XX.