´´Brock se levanta y se sienta a un lado mÃo. Me eres muy atractivo, profesor, dice mirándome con entereza. Tú también, Natasha, se me sale decir. No te voy a bailar, sabes. ¿No? Pregunto estúpidamente. No, dice. ¿Sabes lo que voy a hacer, profesor? No, no sé, Natasha. No puedo sino mirar la punta de mis zapatos y toquetearme las rodillas. Brock se acerca a mi oÃdo y susurra: te voy a besar dulcemente, nada más. ¿SÃ? SÃ. ¿Y sabes por qué? No, ¿ por qué, Natasha? Porque mi especialidad es la dulzura. Su voz me entra por un oÃdo y va fundiéndose con mi sangre. Avanzando lentamente vena a vena: su voz.´´