La filosofía y, en general, el pensamiento crítico -que desde sus inicios la ha ido acompañando- se encuentran presentes en la vida diaria en mayor medida de lo que podríamos suponer. Esto significa que dicha disciplina no es una labor extraña o ajena a la realidad de quien inicia su estudio. Cuando uno pretende definir la filosofía, con fines de enseñanza o de aprendizaje, se encuentra con que ha sido tratada de diversas maneras y por distintos autores a través de la historia: a veces siendo enaltecida y otras minimizando su calidad como profesión. Quizá porque la filosofía es descrita desde diversos puntos de vista, se encuentren dificultades (incluso aburrimiento) para su estudio y análisis. A pesar de esto, el pensamiento filosófico pervive hasta la actualidad, y su conocimiento y aplicación siguen influyendo en nuestras labores. Tan es así que, luego de un breve repaso por su historia y sus exponentes, uno se da cuenta de que sus frutos están contenidos en nuestro más inmediato ahora: el sistema económico, los procesos de estudio, las creencias religiosas, y demás. Hablar de filosofía no es sólo adentrarse en la enseñanza teórica de una disciplina que, en apariencia, es practicada sólo por determinadas personas (profesores y estudiantes de filosofía), y que por tal motivo permanece encerrada en las aulas de clase en bachilleratos y universidades. Por el contrario, la filosofía es un modo siempre juicioso de explicar y abordar el mundo en que vivimos. No es una labor que para ser llevada a cabo dependa sólo de los libros que la tratan, pues su campo de acción es nada más y nada menos que aquello que nos rodea: el ser humano, sus prácticas e ideas. Es lógico, por supuesto, que existan complicaciones cuando en un curso se intenta abarcar casi 30 siglos de historia de la filosofía y las ideologías de sus grandes exponentes, de hecho, quienes en algún texto pretenden abarcar todo el acontecer filosófico, terminan por omitir algo, haciendo prácticamente imposible un recuento definitivo de esta disciplina, debido, sobretodo, a la propia condición cambiante de la filosofía. La finalidad de esta obra es funcionar como medio y herramienta para que el estudiante se acerque a la historia de la filosofía y conozca algunos de sus representantes, además de ser un apoyo en la enseñanza de esta asignatura a nivel bachillerato. Su objetivo no es mostrar una idea única y definitiva del pensamiento filosófico o a todos los que lo han practicado, sino lograr, mediante el conocimiento y estudio de algunas de sus manifestaciones, que el alumno valore tales ideas, las medite e incluso las critique, para hacerse colaborador de esta disciplina que requiere del diálogo, la apertura y la reflexión. Esperamos sinceramente que estas herramientas sean útiles para la aproximación del alumno a la filosofía, que despierten su interés por reflexionar y buscar respuesta a las preguntas que nos formulamos, algunas de ellas, sobre problemáticas y cuestionamientos planteados a lo largo de la historia.