Los quince mil millones de años de evolución han conocido cuatro grandes estadios: el del universo, el de la vida, el del hombre y el de la humanidad. Estamos entrando en el cuarto estadio: los seres humanos que estaban dispersos en estados-naciones, se están encontrando en una única casa común, el planeta tierra. La humanidad se descubre como especie junto a otras especies vivas. Descubre que posee un mismo destino que el planeta Tierra, que todos somos hijos e hijas de la Tierra. Más aún, que somos la Tierra misma en su momento de sentimiento, de reflexión, de amor y de veneración. La transición del hombre a la humanidad, de lo local a lo global, del bien común humano al bien común planetario se hace primordialmente a través del mercado. Este es competitivo e insolidario. Por eso produce grandes exclusiones y víctimas. ¿Cómo garantizar una planetarización sustentable, que garantice a su vez el nuevo estadio de la Tierra y de la humanidad? El autor prolonga en este libro las intuiciones del anterior El águila y la gallina, cómo el ser humano se hace humano. Muestra cómo el universo, la historia social y personal se realizan dentro del juego tenso y creativo del caos y del cosmos, de lo sim-bólico y lo dia-bólico, de la dimensión-gallina y la dimensión-águila. Para entrar en la nueva fase de la humanidad urge despertar al águila. Ella nos ayudará a evitar una catástrofe y puede alimentar una esperanza bien fundada en el éxito de una planetarización integradora.