La guerra ha perdido las dimensiones de reflexión humana que conlleva el carácter extremo de un conflicto bélico: el drama humano que supone empuñar las armas y salir a dar muerte y a recibir muerte. Conformada, ahora, al espectro en que caben el espectáculo, el entretenimiento y la cotidianidad de lo indiferente, la guerra tiene entre sus integrantes a un nuevo elemento humano: el corresponsal de guerra. Nunca antes los conflictos armados presentaron en sus tropas a un ser ´neutral´ que concibe y se esfuerza por la imparcialidad, la objetividad y la búsqueda de la información y su difusión. Estos relatos, que absorben y emanan diversas formas narrativas, entre las que consolidan la del ´aventis´, hacen de un corresponsal de guerra un hombre, finalmente como todo hombre, parcial ante las situaciones humanas que lo exigen, claramente subjetivo y un narrador de sí que va recorriendo los nuevos pliegues de su vitalidad a medida que avanza entre cinco guerras. Sometido a las experiencias extremas de lo bélico, se tejen sus reflexiones con tintes literarios y filosóficos, con sentimientos encontrados, en ciertas ocasiones, los cuales acompaña de ironía, perspicacia, así como de un sutil sentido del humor.
