El inicio del tercer milenio nos coloca ante un nuevo futuro que tenemos la responsabilidad de construir aprendiendo del pasado, de toda esa gama de acontecimientos que caracterizaron los últimos siglos y especialmente al siglo XX, en el que hemos visto toda la potencialidad de la mayor obra humana, que es la construcción de lo que llamamos la Sociedad Moderna, una forma de organización social que fue pensada por los intelectuales, científicos y utopistas desde el siglo XVIII y que logró plasmarse, con aciertos y errores, al modo como nosotros la vivimos, en su grandeza y debilidades, en los últimos, años del siglo próximo anterior.
Resulta imperativo ponernos a reflexionar qué podemos hacer con lo que tenemos y sabemos de la vida social, para mejorar nuestras instituciones, seguir desarrollando las formas de organización social modernas y quizás, por que no, tratar de inventar nuevas formas de convivencia, que perfeccionen el viejo anhelo de una sociedad justa, libre y equitativa sobre nuevas bases que es necesario imaginar y a la vez probar en su factibilidad. Para construir nuevos modelos de la vida social en condiciones factibles, requerimos de las ciencias sociales como guías para la reflexión diaria de nuestros problemas y soluciones.
Habría que ponderar si acaso uno de los elementos, entre muchos otros, que permitirá explicar el escaso perfeccionamiento de los modelos de vida social que vivimos a lo largo del siglo XX, (y que desde las ideologías fueron denominados como capitalismo,socialismo, etc., o desde la sociología y antropología como sociedad tradicional o sociedad moderna) se encuentra en la baja participación de las ciencias sociales a la hora de tomar decisiones sobre el futuro de una determinada sociedad o agrupación.
Han sido los políticos quienes han guiado y tomado tales decisiones, sólo pulsando el sentir social, bajo presiones del momento y las circunstancias políticas, sin que los criterios de desarrollo social de fondo puedan irse abordando. No acaso la ciencia social podría ser un elemento clave de la toma de decisiones políticas. Es decir, no acaso los aprendizajes respecto a los errores del pasado, una vez analizados científicamente, evitarán repetir decisiones que afectan a miles de personas.
