Allá en la lejana tierra a la que vuelvan las golondrinas todos los inviernos vivía un rey que tenía once hijos y una hija llamada Elisa. Como príncipes que eran, los once hermanos iban a la escuela con una estrella en el pecho y una espada en el costado; escribían en pizarrones de oro con lápices de diamante y aprendían rápido y leían tan bien, que no había quien dudara que pertenecían a la realeza. Su hermana Elisa solía sentarse en un banquito de vidrio y tenía un libro lleno de imágenes que había costado casi la mitad del reino.
¡Eran niños muy felices!, pero no sería así por siempre...