Cuando le contamos o leemos un cuento a nuestros hijos iniciamos ya su formación como futuros lectores, aun antes de que sepan descifrar las palabras escritas. Más que eso: estamos estableciendo una relación nueva con ellos que más tarde, cuando sean adultos, recordarán no sólo como formativa, sino como placentera y gozosa. ¿Por qué leer cuentos, poemas, rimas, fábulas y leyendas a nuestros hijos? ¿Para qué hacerlos lectores? Bruno Bettelheim afirma que para encontrar un sentido a la vida ?no hay nada más importante que el impacto que causan los padres y aquellos que están al cuidado del niños, el segundo lugar en importancia lo ocupa nuestra herencia cultural si se transmite al niño de manera correcta. Cuando los niños son pequeños la literatura es la que mejor aporta esta información?. Además de compartir cotidianamente momentos gratos de lectura y de establecer este nuevo vínculo, nuestros hijos comprenderán, a través de la voz de sus padres, la capacidad comunicativa del lenguaje, la eufonía de las palabras, la riqueza de la lengua. De igual manera, podrán compartir la risa, el canto, la reflexión, el descubrimiento. Y sobre todo el diálogo. Los textos leídos cada día pueden ser un excelente motivo para conversar. Así como los cuentos de tradición oral reunían a la comunidad y creaban una conciencia de grupo, los textos que Cuéntame propone para la lectura compartida en el hogar buscan que se enriquezcan los nexos familiares. Y también que se estimule la imaginación del niño, que se desarrolle su pensamiento, que se tienda un puente más entre la casa y la escuela, que se estreche la relación entre alumnos, padres y maestros.
